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Alonso Flores

Hedy Lamarr (Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr (Viena,1914 – Casselberry, Florida, 2000). Fue la única hija de un matrimonio de judíos secularizados. Antes de la edad de once ya dominaba el piano y la danza y podía hablar cuatro idiomas. A los dieciséis años empezó sus estudios de artes escénicas en la escuela de arte dramático berlinesa del director de cine y teatro Max Reinhardt.

Tras una breve carrera cinematográfica en Checoslovaquia, incluida la película Éxtasis (1933) en la que aparecía completamente desnuda (al final teniu un enllaç a la pelicula completa al Youtube), algo inédito hasta entonces en la historia del cine comercial (tenía 19 años), el magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl arregló con sus padres su boda, por lo que Lamarr fue casada en contra de su voluntad. Mandl era proveedor de  municiones, de aviones de combate y de sistemas de control para Adolf  Hitler y Benito Mussolini (de quienes era amigo personal). Él intentó infructuosamente hacerse con todos los ejemplares existentes de la película en la que su esposa aparecía desnuda. Muy celoso, la obligaba a acompañarle en todas las cenas y viajes de negocios.

VIDEO entrevista amb els fillas i Heidy 

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Fue encerrada en casa y sometida a un estricto control, pero ella había aprovechado su soledad para continuar sus estudios de ingeniería, y utilizó su inteligencia para obtener de los clientes y proveedores de su marido los pormenores de la tecnología armamentística de la época que posteriormente cedió a las autoridades de los Estados Unidos. Igualmente, algunas reuniones le sirvieron de guía para idear y patentar en los años 40 la técnica de conmutación de frecuencias, que le devolvería notoriedad en los últimos años de su vida. En 1937, Lamarr por fin escapó de Mandl. Durante su enclaustramiento (según se dijo) mantuvo una relación sentimental con su asistenta que le sirvió para obtener la ayuda necesaria para escapar. 

En una rocambolesca historia Lamarr consiguió la infraestructura necesaria para preparar un plan de fuga completo y escapar para siempre de las garras de su marido. Se deslizó por la ventana del baño de un restaurante y huyó en automóvil hasta París, seguida de cerca por los guardaespaldas de su marido. La versión que contó Lamarr en su autobiografía es algo diferente: administró un somnífero a su asistenta y pudo salir de su casa disfrazada de ella (la había contratado hacía poco justamente por parecérsele físicamente). De esta manera, pudo llegar a la estación de tren y viajar hasta París y de allí a Londres y Estados Unidos, junto al productor Louis Mayer y su esposa.

A comienzos de la Segunda Guerra Mundial, ella y el compositor George Antheil desarrollaron la patente de un sistema de guía por radio para torpedos. Entregó la patente a la armada de los Estados Unidos de América, pero lamentablemente no la tomaron en serio. Dijeron que la invención era demasiado aparatosa y que no era una tecnología militar útil. Lo que realmente quisieron decir fue que les resultaba improbable que una actriz y artista musical hubiera inventado una tecnología que les pudiera servir y ni siquiera intentaron comprobar su valor. De hecho, era una tecnología de vanguardia y hay quienes afirman que podría haber acortado la Guerra un año o más, y tenía el tamaño de una pequeña esfera de reloj. Hedy y Antheil sabían que los gobiernos se resistían a fabricar un misil teledirigido por miedo a que el enemigo interceptase o interfiriese las señales de control e inutilizase el invento o lo usase en su contra por lo que idearon un sistema que impedía la interferencia de señales. Recibieron el número de patente 2.292.387 por su Sistema de comunicación secreta. Esta versión temprana del salto en frecuencia, una técnica demodulación de señales en espectro expandido, usaba un par de tambores  erforados y sincronizados (a modo de pianola) para cambiar entre 88 frecuencias, y su diseñó para construir torpedos teledirigidos por radio que no podían ser detectados por los enemigos. Por entonces, el Cuerpo de Señales del Ejército de Estados Unidos estaba inventando un sistema de comunicación llamado SIGSALY, que incorporó el espectro ensanchado en un solo contexto de frecuencia.

En la patente del 11 de agosto de 1942 puede leerse la inscripción H. K. Markey et al. Las iniciales H. K. son las de Hedwig Kiesler (Hedy Lamarr); Markey era por entonces su apellido de casada. La primera mención pública del invento aparecía en The New York Times, a pesar de lo cual las autoridades de la época no consideraron la posibilidad de su realización práctica inmediata. La tardanza en aplicarlo se debió a la necesidad de pasar de un sistema mecánico a uno electrónico, algo que consiguió Sylvania Electronics en 1957, por lo que su equipo de ingenieros reconoció en su totalidad la patente a Lamarr y Antheil. El primer uso conocido de la patente se dio en la crisis de los misiles de Cuba de 1962, durante la cual se usó ese sistema en el control remoto de boyas rastreadoras marinas. La misma técnica se incorporó a algunos de los ingenios utilizados en la guerra de Vietnam y, más adelante, al sistema estadounidense de defensa por satélite (Milstar), hasta que en la década de 1980, el sistema de espectro expandido vio sus primeras aportaciones en ingeniería civil. Así, con la irrupción masiva de la tecnología digital a comienzos de esa misma década, la conmutación de frecuencias, producto de la contribución de varios inventores, permitió implantar la comunicación de datos WIFI. Conocida es la pasión que sentía Howard Hughes, el magnate de la aviación, por el diseño aeronáutico. Hedy le sugirió que cambiara el diseño más bien cuadrado de sus aeroplanos a una forma más aerodinámica, basada en imágenes de las aves y peces más rápidos que pudo encontrar. Lamarr habló sobre su relación con Hughes  durante una entrevista y dijo que mientras salían, él apoyaba activamente sus aportaciones y “retoques” De hecho, puso su equipo de científicos e ingenieros a su disposición con gran éxito. No tuvo éxito con sus películas. La más famosa fue dirigida por Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949, junto a Victor Mature, Angela Lansbury y George Sanders). También fue protagonista de Algiers (1938), junto con Charles Boyer y dirigida por John Cromwell. Ella es la razón por la que Blancanieves tiene cabello oscuro y quien dio a Catwoman la imagen que tiene. En la década de los 50, Lamarr también diseñó, y posteriormente desarrolló junto a su marido, W. Howard Lee, la Villa LaMarr ski resort en Aspen, Colorado. Cleptómana, se retiró de la vida pública y se instaló en Miami Beach, en 1981. Lamarr murió en Florida el 19 de enero de 2000 a la edad de ochenta y cinco años. Su hijo hizo trasladar sus cenizas a Viena de acuerdo con los deseos de la actriz. Tiene una estrella en el Paseo de la fama de Hollywood en 6247 Hollywood Blvd, junto a Vine Street, concedida en 1960. Al año siguiente, su Austria natal le otorgó la Medalla Viktor Kaplan de la Asociación Austriaca de Titulares de Patentes e Inventores.

Fue la primera mujer en recibir el Premio BULBIE Gnass Spirit of Achievement de la Convención de Invención, conocido como “Oscars of inventing”. En 2006, se fundó Hedy- Lamarr-Weg en Viena Meidling (distrito 12), que lleva el nombre de la actriz. También tiene una plaza dedicada en Terrassa y un edificio a su nombre en el campus de El Carmen de Huelva. En 2013, el IQOQI instaló un telescopio cuántico en el techo dela Universidad de Viena, al que bautizaron en su honor en 2014. El mismo año, se realizó la solicitud de Anthony Loder de que las cenizas restantes de su madre fueran enterradas en una tumba honoraria de la ciudad de Viena. El 7 de noviembre, su urna fue enterrada en el Cementerio Central de Viena en el Grupo 33 G, Tumba no 80. El 27 de agosto de 2019, un asteroide recibió su nombre: 32730 Lamarr. Hedy nunca obtuvo ganancias por sus invenciones. Es difícil conocer el motivo, pero en parte se debió a que inventar se le daba de una forma  completamente natural e inevitable y esta mujer tenía la generosidad de dar siempre algo sin esperar una ganancia económica. Sin embargo, al final de su vida solicitó al Museo Smithsonian que estimara el valor de la patente original concedida para su invención de salto de frecuencia. Lamentablemente, murió sin saber que su valor estimado era de 6 millones de dólares. En Julio de 2018 se estrenó en USA “Bombshell: The Hedy Lamarr Story” de Alexandra Dean. Se merece algo más que un documental cinematográfico. 

 

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