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Alonso Flores

Breve historia de la Marcha Verde.

En abril de 1973 la Revolución de los Claveles triunfa en Portugal. A mediados de la década de los 70, en Italia, los comunistas están muy cerca de llegar a formar parte del Gobierno.

Un soldado español en Ifni

En Grecia la dictadura militar se desmorona y en España, el dictador Francisco Franco está en las últimas. El panorama es muy preocupante para los intereses norteamericanos, que ven como sus aliados pierden fuerza. España descubre y comienza a explotar el yacimiento de fosbucraa.

Además del propósito global de frenar al comunismo y al socialismo, para EE.UU esta zona es especialmente importante a nivel geoestratégico. En 1973 por ejemplo, los aviones norteamericanos que se dirigían a Oriente Medio para apoyar a Israel en la guerra del Yon Kippur solo consiguen autorización portuguesa para repostar, y es probable que a partir de este momento ya no sea así. Hay que hacer algo para mantener su status. Dentro del terreno conspiranoico ibérico, en 1975 se pone en marcha un proyecto secreto de la CIA que tiene como objetivo arrebatar la recientemente denominada provincia número 53 de España: el Sáhara Occidental.

Teoría del Gran Marruecos

La inestabilidad en España debido a la enfermedad del dictador Francisco Franco es clave para llevar a cabo esta operación, que consiste en invadir la provincia española mediante una marcha de unos 350.000 ciudadanos marroquíes que se harían pasar por antiguos  habitantes de la zona. Sí está probado que el 6 de octubre de 1975, los servicios de Inteligencia del Ejército español informan al
dictador Francisco Franco de estos planes de “invasión pacífica” del Sáhara Occidental y le piden que ordene movimientos. En uno de los documentos desclasificados, el embajador de EE.UU en España comunica a Washington: “Madrid y Rabat han acordado que los manifestantes sólo entrarán unas pocas millas en el Sáhara español y que permanecerán un corto periodo de tiempo en la frontera, donde ya no hay tropas españolas…. El príncipe Juan Carlos ha añadido que una delegación representativa de unos 50 marroquíes tendrán permitido entrar en la capital territorial de El Aaiún”. En el documento también se puede apreciar el temor de la inteligencia norteamericana a que se descontrolara la situación: “La zona en la que no está prevista que caminen los manifestantes está claramente marcada como campos de minas. Juan Carlos dijo que las fuerzas españolas usarán cualquier medio a su disposición para evitar que los marroquíes crucen esta línea. Una vez que los manifestantes crucen la frontera, la situación puede descontrolarse fácilmente”.

África Occidental hasta 1956

Finalmente, la Marcha Verde se pone en marcha tras la colaboración del eje Israel[1]Marruecos con el beneplácito de Estados Unidos. La resolución 690 de la ONU recomienda un referéndum en la provincia controlado por España que jamás se llevó a cabo por la desidia del ministro británico, Eden, y de Francia. El miedo a la infiltración de Al Quaida en el Frente Polisario hizo que EEUU apostase abiertamente por transformarlo en una autonomía marroquí (George Bush).

Bloques humanos de la Marcha Verde

La invasión marroquí del Sahara español, llamada por el gobierno de Marruecos como la «marcha verde» (en árabe: الخضراء المسيرة(, fue una invasión y posterior ocupación militar de la entonces provincia española del Sahara, iniciada el 6 de noviembre de 1975.

Campamento en Abattehk hacia Hamunia

En esa época el Gobierno de Madrid se disponía a abandonar el territorio como parte de la descolonización de África, al igual que anteriormente había otorgado la independencia a Guinea Ecuatorial en 1968. Los saharauis aspiraban a formar un Estado independiente. El plan marroquí consistió en transportar a 300 000 civiles con unidades militares armadas camufladas entre ellos a territorio saharaui. Fue diseñado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y contó con su apoyo logístico y el de la CIA. El motivo del apoyo estadounidense y francés a Marruecos fue que preferían un Sahara marroquí a un Sahara títere o satélite de Argelia, rival regional de Marruecos y que además estaba acercándose al bloque  comunista. Gracias a ella, Marruecos obtuvo el control de la mayor parte del antiguo Sáhara español, que sigue manteniendo a día de hoy. La negativa del pueblo saharaui a someterse a la monarquía marroquí dio lugar al conflicto del Sahara Occidental, aún hoy no resuelto. El 16 de octubre de 1975, el rey Hassan II anunció por radio la Marcha Verde (Al Masira), una invasión “pacífica” del Sahara español en base a una enorme masa de personal civil que sirviera de escudo humano sobre el que no pudieran disparar las tropas españolas. El Mando Unificado español reaccionó con un plan (operación Marabunta) que contemplaba el despliegue de tres agrupaciones (Lince, Gacela y Chacal), en posiciones defensivas que cerraban las principales direcciones de acceso al interior del desierto y dejaba una potente reserva, como fuerza de reacción.

Caravana cívicomilitar

El 21 de octubre 1975 el ministro-secretario general del Movimiento José Solís se negoció con Hassan II en Marruecos la resolución de la crisis a cuenta del territorio del Sahara español. El 28 de octubre comenzó la operación Golondrina para la evacuación del Sahara de un total de 10.000 civiles, 7.000 militares y miles toneladas de equipo y vehículos en 150 días. Ésta negociación hace pensar que el inicio de la Marcha Verde y sus consecuencias ya había sido pactado, como mínimo, por las dos partes. El Frente Polisario, empeñado hasta entonces en luchar contra las fuerzas españolas, se enfrentó a un nuevo enemigo, Marruecos, y el 1 y 2 de noviembre se produjeron combates entre tropas marroquíes y del Polisario, con un importante número de bajas por ambas partes. Era la primera vez que combatían los que antes habían sido aliados, o al menos, que no se habían interferido entre ellos en la lucha contra España. El 3 de noviembre, el primer ministro marroquí, Ahmed Osman, llegó a Madrid para entrevistarse con el presidente del Gobierno, Arias Navarro, que había sustituido al almirante Carrero Blanco, tras ser asesinado por ETA. Además, Franco estaba inconsciente, agonizando. Se trataba de negociar con un gobierno débil la cesión del Sahara ante la amenaza de una invasión de civiles desarmados. Ese día concluyó el traslado a Tarfaya de los 350.000 participantes (incluidos mujeres y niños) de la  Marcha Verde, muchos de ellos parados y subempleados procedentes de las grandes ciudades.

Además, se habían concentrado 17.000 toneladas de víveres, 23.000 de agua y 2.600 de carburantes. Contaba también con 470 médicos marroquíes y auxiliares y 220 ambulancias. Todo ello con el apoyo policial de la Gendarmería y el logístico de las Fuerzas Armadas Reales (FAR), y con sus unidades presentes a retaguardia, por sí, llegado el caso, fuera necesario su intervención.
El 5 de noviembre Hassan II, desde Agadir, se dirigió por radio a los voluntarios de la Marcha Verde para anunciarles que al día siguiente franquearían la frontera del Sahara. Les ordenó que, si encontraban españoles, les abrazaran y siguieran su camino, aunque éstos les disparasen, y les garantizó que si quienes les hacían frente no eran españoles, en clara alusión al Polisario, las fuerzas armadas reales acudirían en su socorro.

Campamento Marcha Verde

El mismo día 6 en que en el Sahara avanzaba la Marcha Verde, en Nueva York se reunió el Consejo de Seguridad y envió un mensaje urgente al rey de Marruecos en el que le pedía que detuvieran la invasión. El monarca respondió que el movimiento ya había comenzado, pero insistió en que tenía un carácter pacífico. Sin embargo, esa misma tarde, Marruecos convocó al embajador español, Adolfo Martín Gamero, para informarle oficialmente del inicio de la marcha, y que ésta continuaría hacia el sur sin detenerse, pese a la posibilidad de enfrentamientos de los “peregrinos” con las fuerzas españolas, señalando que, en el caso de que se produjeran, intervendrían las FAR marroquíes, y se podría llegar a una situación de beligerancia entre España y Marruecos. El Consejo de Seguridad se pronunció aprobando la resolución 380, en la que “deplora la realización de la marcha” e “insta a Marruecos a que retire inmediatamente del territorio del Sáhara Occidental a todos los participantes en la marcha”. Se reunió el Consejo de Ministros de España. Se descartó una guerra con Marruecos y se decidió entablar negociaciones con Hassan II. Para ello, día 8 de noviembre el ministro de la Presidencia, Antonio Carro, en compañía del embajador español en Rabat, Martín Gamero, se trasladaron a Agadir para pactar con Hassan II ésta apertura de negociaciones para la transferencia del Sahara a cambio del retorno de la Marcha Verde.
El 9 de noviembre Hassan II anunció el fin de la Marcha Verde y, al amanecer del 10, se inició el regreso de los voluntarios civiles marroquíes hacia Tarfaya. Todo parecía indicar que el monarca alauita era consciente de que no tenía capacidad militar para
realizar una invasión terrestre con las FAR, ni deseos de llegar a un  enfrentamiento bélico con España, sino que se trataba simplemente de una baza política, un pulso al Gobierno español del que, por la debilidad de éste, salió vencedor. El monarca alauita había ganado la partida. Se había saltado a la torera el informe de la misión de reconocimiento de la ONU, el dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, el Plan Waldeim, todas resoluciones de la Asamblea General y las decisiones del Consejo de Seguridad así como los preceptos más críticos del derecho  internacional. El 12 de noviembre, como consecuencia del compromiso adquirido por el Gobierno español en Agadir, comenzaron en Madrid las conversaciones entre España, Marruecos y Mauritania. El 14 se llegó a un acuerdo tripartito por el que España, entre otros compromisos, ratificaba su resolución de descolonizar el Sahara, instituir una administración temporal con participación de Marruecos (en la zona norte), Mauritania (en la sur) y la Yemaa saharaui. Mauritania renunció posteriormente a sus responsabilidades en 1979. La ONU había propuesto que España pudiera permanecer en el Sahara durante seis meses más con la formula de un gobierno provisional integrado también por saharauis, marroquíes y mauritanos. Como consecuencia de estas decisiones se puso en marcha la denominada operación Golondrina, donde se regulaba la evacuación del Sahara de todas las unidades militares, personal civil y propiedades españolas. A partir de entonces los acontecimientos se suceden con suma rapidez.

Situación del área desde la marcha de los españoles

El 20N murió Franco. El 26 la III Bandera paracaidista marchó a Las Palmas. El 28 se autodisolvió la Yemaa en desacuerdo con los pactos de Madrid. En diciembre la I Bandera de paracaidismo se trasladó a Alcalá. La VII Bandera de la Legión embarcó el 3 de diciembre de 1975 rumbo a Puerto Rosario (Fuerteventura) mientras que las últimas unidades españolas lo hicieron el 11 de enero de 1976. El Polisario, que había
luchado contra la presencia española en el Sahara desde 1975, deseoso de una pronta independencia y de la rápida expulsión de los españoles, había propiciado, a la postre, la ocupación del territorio por fuerzas marroquíes y mauritanas, sus antiguos aliados, a los que declaró la guerra el 27 de febrero de 1976, al mismo tiempo que proclamaba, en Bir Lehlu, capital provisional saharaui, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Para sustraerse a los ataques de la aviación marroquí, una mayoría de los habitantes de la nueva nación marcharon a los campos de refugiados de Tinduf (Argelia). El 5 de agosto de 1979 logran que Mauritania ceda su parte del Sahara Occidental al Frente Polisario, pero esto no es reconocido por Marruecos, que se anexiona esa zona el 11 de agosto. A raíz de dicha anexión, la ONU aprueba una resolución en la que reconoce al Frente Polisario como el legítimo representante del pueblo saharaui, mientras que considera a Marruecos como una potencia ocupante y sostiene que los saharauis tienen derecho a la autodeterminación. En 1985 tras el ataque a la patrulla de la Armada Española Tagomago, el ministro de Exteriores Francisco Fernández Ordóñez expulsó de España a todos los miembros del Frente Polisario. Hubo otros ataques, como el ataque al pesquero Mencey de Abona o al Cruz del Mar. Pese a todo se mantuvo el apoyo social y económico y se esperó que la ONU ofreciera las condiciones para realizar un referéndum “fiable e independiente” sobre el territorio, mientras que cada vez menos países apoyan al Polisario. La Misión de Naciones Unidas para el referendo en el Sahara Occidental (MINURSO) es el organismo encargado de velar por el alto el fuego y preparar un referéndum, cuya celebración se preveía para 1992 y que todavía no ha sido celebrado. El conflicto
continúa en el mismo punto. Marruecos ha permanecido como fuerza ocupante en el 80% de un territorio donde explota los recursos naturales en contra del derecho internacional. Pese a que la comunidad internacional continúa en la senda de promover un referéndum, las alianzas de Marruecos con Francia y Estados Unidos, ambos con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, estiran un conflicto que ha costado miles de vidas y desplazados. España se desentiende del Sahara en 2023 aunque continúa pregonando que se lleven a cabo las resoluciones de la ONU para la realización del referendum. Para el caso de que se hubiera de celebrar, Marruecos ha colonizado la región con personal del norte de Marruecos mientras que, actualmente, no hay censados saharauis en la zona. Una de las claves de la política exterior marroquí, desde su independencia en 1956, es su idea del Gran Marruecos, justificando el “derecho” a la gran expansión territorial en su  “legitimidad histórica” denegada por la historia, la ONU y por todos los países circundantes.

Índice
1.- Un soldado español en Ifni.
2.- Teoría del Gran Marruecos.
3.- África Occidental hasta 1956.
4.- Bloques humanos de la Marcha Verde.
5.- Campamento en Abattehk hacia Hamunia.
6.- Caravana cívicomilitar.
7.- Campamento Marcha Verde.
8.- Situación del área desde la marcha de los españoles.

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