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La buena vida y la vida buena

La vida buena es un estilo de vida marcado por la sencillez, la honestidad, la frugalidad en el consumo, la solidaridad con los demás congéneres y con el medio ambiente. Es también una vida de dedicación al trabajo, el servicio a la sociedad, el cultivo de la inteligencia espiritual y la alegría de vivir. No tener factores de riesgo.

La buena vida, que no es lo mismo, está determinada por la sensualidad, con la satisfacción de las necesidades sujeta al placer. Esta forma de vivir eleva la percepción de los sentidos a categoría de placer y es alimentada constantemente por la estructura de la sociedad de consumo. Su lema es «todo vale con tal de vivir bien», y la norma que sigue es la del placer por el placer. No importan los factores de riesgo.

La buena vida y la vida buena son dos conceptos que, aunque parecidos, tienen matices muy distintos. Veamos qué nos dice la ciencia y la filosofía al respecto:

  1. Buena vida: placer, sexualidad, comodidad, sedentarismo, toxicidad. La buena vida se refiere a un proceso continuo y no a un estado estático. Es una búsqueda constante del bienestar y no tiene un punto final. Para los griegos, la buena vida implicaba la contemplación, la sabiduría y vivir de acuerdo con la razón. Otros filósofos como Sócrates y Epicuro también ofrecieron sus propias perspectivas. La psicología positiva, a través de figuras como Martin SeligmanBarbara Fredrickson y Sonja Lyubomirsky, ha explorado el concepto de la buena vida. El modelo PERMA o teoría del bienestar de Seligman destaca aspectos como la positividad, el compromiso, las relaciones, el significado y los logros.
  2. Vida buena: vida saludable, activa, ejercicio físico, frugalidad, solidaridad. La vida buena se relaciona con la moralidad y las acciones éticamente rectas. No se trata sólo de vivir bien, sino de ser una buena persona. La vida buena implica acciones virtuosas y una existencia en armonía con valores éticos. A veces, lo que deseamos (como más dinero) no siempre se alinea con lo que realmente necesitamos (propósito vital, relaciones enriquecedoras, autoestima…). La vida buena se encuentra en el ser más que en el tener.

En resumen, la buena vida es un proceso continuo de bienestar, mientras que la vida buena se relaciona con la moralidad y la autenticidad. Ambos conceptos son importantes y pueden coexistir en nuestra búsqueda de una vida plena.

 

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