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Typhoid Mary (María Tifoidea)

Mary Mallon (Cookstown, Irlanda del Norte, 23 de septiembre de 1869 – Nueva York, 11 de noviembre de 1938), más conocida como María Tifoidea (Typhoid Mary), fue la primera persona en Estados Unidos a la que se identificó como un portador sano,  asintomático, de los patógenos asociados con la fiebre tifoidea (Salmonella Typhi y Salmonella Paratyphi A y B). Emigró a los Estados Unidos en 1884, con 15 años. De 1900 a 1907, trabajó como cocinera en el área de la ciudad de Nueva York.

María Tifoidea en los tabloides
María Tifoidea en los tabloides

La fiebre tifoidea es una infección bacteriana que suele propagarse a través de la comida y el agua contaminadas por la salmonela. Los pacientes enferman con fiebre alta, diarrea y, a veces, antes de que se desarrollaran antibióticos para tratarla, delirios y muerte.

En el año 1900, medía 1,67 metros, era rubia con ojos azules claros y entró a trabajar en una casa en MamaroneckNueva York. En menos de dos semanas, los residentes contrajeron fiebre tifoidea. Entre 1900 y 1907 cocinaba en las casas de siete familias, y en cada una de ellas la gente enfermaba o moría. Cuando esto sucedía, Mary se escabullía y encontraba trabajo en otro lado.

George Soper
George Soper

George Soper se había formado en ingeniería civil, pero se había convertido en una especie de experto en higiene. Por eso el estado de Nueva York lo había contratado  para investigar los brotes de enfermedades cuando en 1906 un casero de Long Island intentó rastrear la fuente de un brote de fiebre tifoidea. El casero había alquilado su casa de Long Island a la familia de un banquero y a sus sirvientes aquel verano. Para finales de agosto, seis de los 11 inquilinos habían contraído fiebre tifoidea.

Soper creía que una sola persona que actuara como portadora podía propagar la fiebre tifoidea. En Long Island, centró su atención en la cocinera, Mary Mallon, que había llegado a la casa tres semanas antes de que la primera persona cayera enferma. Cuando analizó la lista de neoyorquinos ricos para quienes había trabajado Mallon en sus casas de verano entre 1900 y 1907, descubrió una estela de 22 infectados.

En 1906, el año en que Soper comenzó su investigación, se habían documentado 639 muertes por fiebre tifoidea en Nueva York, pero ningún brote se había rastreado hasta una sola portadora, sobre todo a una asintomática.

Soper intentó obtener muestras biológicas de Mary, a lo que ella se negó violentamente. Enviaron a Dra. S. Josephine Baker, una prometedora defensora de la higiene y la salud pública, para que convenciera a Mallon de que proporcionara las muestras, pero Mallon también la ahuyentó. Baker, lesbiana cuyo padre había fallecido de fiebre tifoidea, asumió la misión de fomentar la medicina preventiva (y se convirtió en la primera mujer que consiguió un doctorado en salud pública). Baker y cinco agentes de policía acompañaron a Mallon a un hospital donde (tras un intento de huida casi exitoso) dio positivo como portadora de Salmonella typhi, la bacteria que causa la fiebre tifoidea. Supusieron que fue la causante de dos muertes por fiebre tifoidea. La pusieron en cuarentena en una casita en los terrenos del Hospital Riverside. El centro se encontraba aislado en el islote North Brother, en la costa del Bronx.

María Mallon en Hospital Riverside
María Mallon en Hospital Riverside

Mary entabló acciones legales, alegando que era injusto tratarla como una paria cuando no había hecho nada malo. Su caso fue ampliamente cubierto por el magnate de los periódicos amarillos William Randolph Hearst, que contó por primera vez el caso el 20 de junio de 1909. El apoyo de Hearst terminó siendo para Mary una espada de doble filo. La publicidad que generó le dio a Mary el dinero para sus acciones legales (se dice que Hearst incluso pudo haber pagado aquellas), pero el sobrenombre de Typhoid Mary, que la persiguió por el resto de su vida​ surgió de las publicaciones del periódico.

William Randolph Hearst. polític, socialite, empresari, editor, reporter, col·leccionista d'art
William Randolph Hearst

Mallon encargó un estudio a un laboratorio privado, probablemente pagado por el magnate William Randolph Hearst,  y ante los resultados negativos obtenidos, en cuanto a la presencia de fiebre tifoidea en su organismo, exigió su libertad. La Corte Suprema de Nueva York denegó su solicitud, apoyando la decisión del Departamento de Salud con el argumento de que “debe proteger a la comunidad contra la reaparición y la propagación de la enfermedad”, pero el nuevo comisario de sanidad de la ciudad liberó a Mallon a principios del año siguiente. Lo permitió con la condición de que dejara de cocinar. Los médicos dijeron a Mallon que la única cura era la extirpación de la vesícula biliar, pero rechazó la operación.

Mary volvió a cocinar con una serie de nombres falsos en Nueva York y Nueva Jersey. Cocinó para un hotel, un restaurante de Broadway, un balneario y una pensión. Cuando un brote de fiebre tifoidea infectó a 25 personas en el Hospital de Maternidad Sloane en 1915, volvieron a llamar a George Soper para que lo investigara. Descubrió que la cocinera, la “señora Brown”, era en realidad Mallon. Mary Mallon regresó a la isla North Brother, esta vez de forma permanente, de vuelta al aislamiento y vivió en confinamiento durante 23 años. Pasó sus días leyendo y trabajando en el laboratorio preparando pruebas médicas. En 1932 sufrió un infarto cerebral que le dejó la mitad del cuerpo paralizado, y del que no se recuperó. Murió en 1938, a la edad de 69 años, a causa de una neumonía.

Mallon nunca mostró síntomas de fiebre tifoidea y no creía que pudiera contagiarla. Es probable que nunca llegara a entender qué significaba ser una portadora, sobre todo porque nunca llegó a mostrar síntomas.

Se supuso que probablemente Mary transmitía los gérmenes de la fiebre tifoidea al no limpiar sus manos de manera conveniente antes de manipular los alimentos. Como las elevadas temperaturas al guisar habrían eliminado la bacteria, se pensó que uno de los postres de Mary podía ser el responsable: un helado con melocotones crudos congelados junto a la crema.

En 1922, Tony Labella causó dos brotes de la enfermedad, contagiando a más de cien personas y provocando cinco muertes sin ser detenido por ello. Aunque miles de portadores sanos habían sido identificados y vivían libremente, Mary tuvo en contra a una opinión pública que no le perdonó el no haberse mantenido lejos de la cocina.

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